Esta obra de Carlos Paez Vilaró, realizada en el año 2007, me llamó mucho la atención por la amplia paleta de colores que utilizó, el negro resalta los colores marcando los bordes de la imagen. Su grado de iconicidad es intermedio, no es muy realista pero tampoco llega al otro extremo de abstración, en donde la imagen está muy alejada de la realidad. Esta pintura es cerrada porque las líneas no sobresalen del marco de la obra, sino que están todas en el centro formando equilibrio en la figura. Las líneas también son curvas lo que representa movimiento, no es una obra estática.
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